Hablar de uno mismo siempre es lo más difícil, tanto de los defectos como de las virtudes. Pero hoy no me queda otra: el rediseño de mi propio logotipo.

Después de 5 años de trabajo por cuenta propia, muchas idas y venidas, cientos de creaciones para clientes, amigos y familiares, ya era hora de renovar mi marca. Ya se sabe, en casa de herrero, cuchillo de palo. Y es que es algo que piensas, que vas dejando por falta de tiempo o, simplemente, por miedo. Sí, sí, miedo a que no te asocien con tu logo anterior, miedo a perder los valores ya creados. Pero de una vez por todas, me he puesto a trabajar y estoy muy satisfecha con el resultado.

Ha habido muchos bocetos (muchísimos) y, lo que tenía claro en este nuevo rediseño, era que quería un símbolo. Probé con cosas muy técnicas, con iconos de diseño, pero ¿sabéis qué? Aunque el resultado gráfico me agradaba, no me sentía reflejada en ninguno de ellos. No era yo. Por lo tanto, pensé en algo que me definiera, et voilà, ahí lo tenéis, una nube con un corazón en el centro. Es básico, es sencillo, infantil, transparente, del día a día, sin excesos, sin llamadas de atención… es decir, soy yo.

La tipografía la tuve clara desde el principio. Quería algo mucho más suave que lo anterior, más redondo. He utilizado una tipografía ya creada, pero modificándola a mi gusto en alturas y acabados, y el resultado me convence. 100%.

En cuanto al color, sabía que no quería cambiarlo, es que ni se me pasó por la cabeza. El magenta es mío (bueno, y de mucha gente), y quiero que siga siéndolo, es parte de mí.

Y en definitiva, este es el resultado, que cuando una persona lo vea piense “uy, qué mono”, “so cuteeee”, jajaja, ése es mi objetivo.

En breve os enseñaré la papelería que tengo pensada, las tarjetas de visita ya están encargadas.

Espero que os guste 🙂

nemona